Es una capacidad humana positiva y una característica del carácter que implica el propio control de los impulsos y reacciones ante ciertos estímulos del mundo social, manejando las emociones y comportamiento en la interacción con los demás.
El autodominio es una disposición muy importante ya que nos ayudará a afrontar con calma y serenidad los problemas y los contratiempos normales de la vida, es decir, nos anima a cultivar la paciencia y a desarrollar mucha comprensión en las relaciones interpersonales establecidas y por establecer, también en relación a nuestro temperamento, si es que tenemos una tendencia de mal genio, saber controlarse, esto ayuda a la persona a no estallar ante cualquier contratiempo que pueda padecer.
La persona que puede controlarse interiormente tiene el privilegio de vivir una alegría plena para su vida, pues jamás se deja llevar por los disgustos o situaciones que le puedan ocurrir.
Si contamos con el valor de auto dominarnos y no hacer lo primero que se nos cruza, entonces, seguramente, no nos equivocaremos en la acción que emprendamos, porque nos tomaremos nuestro tiempo en pensar y no actuar de modo impulsivo, esto nos ayuda a tener excelentes relaciones personales, principalmente por la cordialidad y delicadeza que tiene de sacar un buen autodominio.
Este es uno de los valores más difíciles de practicar. Más que el dolor físico y el miedo, no hay nada que pueda provocar tanto a una persona como todo el ajetreo que pueden ocasionar los impulsos de su cuerpo y de su mente.
Por ejemplo: el dolor de un brazo fracturado puede durar por meses, pero el dolor emocional que causa un ser querido puede durar años. Así, pues, en el momento en que las emociones son más intensas y agitadas, toma una gran fuerza de voluntad decidir no reaccionar según nuestra naturaleza.
Ignorar los sentimientos no ayudan a un buen autodominio, ya que las emociones reprimidas se manifiestan en el cuerpo como tensión o dolores, y tratar de razonar adecuadamente no es productivo si no se sabe cómo controlar una emoción.
Una buena práctica del autodominio conlleva un desarrollo de la claridad mental y el autoconocimiento: con sólo escuchar nuestras emociones, dejándolas palpitar, sin corregirlas ni criticarlas, poco a poco irá entrando la calma y la claridad para reaccionar adecuadamente a una situación. Así un individuo puede mantenerse sereno y centrado para actuar de la manera más razonable posible. Lo malo que se impide, es bien nuevo desarrollándose.
Ejemplo de el autodominio
En un momento de cólera evitar decir cosas que ni siquiera sentimos.